viernes, 23 de septiembre de 2011

Low cost vitae


Hace unos meses viajé a Alemania y Chequia. Después Barcelona y de nuevo Granada. Un gran viaje sin requisitos ni desencantos. Pero barajé otros destinos, China entre ellos. Un país que anhelo conocer y al que mi vecina Paasilinna ya viajó hace unos años trayendo consigo mil fotografías y diminutos haikus que decoran aún las paredes de su encantador office orientado al sol naciente. También me tentó Nueva York después de oír a Florido, mi amigo compositor, recrear con tanto entusiasmo sus paseos por Times Square. Hasta aquí el frenesí de unos burguesitos inquietos sorteando distancias. Soplagaitas de low cost. Ego sum.
Troy Davis moría ayer ajusticiado por un Tribunal de Georgia (EEUU). Y me pregunto cuántos reos más podrían estar muriendo a la misma hora en otros lugares del mundo como China, Irán o Corea del Norte sin que se hicieran eco los medios de comunicación. El secretismo de estado de los países que practican la pena capital con respecto a sus ejecuciones dispara las cifras estimadas por las organizaciones internacionales de derechos humanos. Datos que me aterrorizan y me convierten en un ser obsesivamente vulnerable. Confieso mi terror fundado a la hora de poner un pie en países donde se vulnere la integridad física avalada por tribunales de justicia. No podré nunca visitar China ni Estados Unidos porque el miedo me paraliza las piernas. Siempre me quedará Europa… y una gran congoja.


Gracias, Bárbara.


martes, 20 de septiembre de 2011

Un sándwich de Rodilla





Como hoy es el día señalado por los católicos para recordar a los difuntos y he sufrido estoicamente la desconsideración de que vertiesen sobre mí siendo bebé una transustanciada cucharadita de agua corriente, actuaré de buena fe y redactaré un lacrimoso obituario.

“Marisa y su hermana vuelan con dirección a Barcelona sentadas detrás de mí. Desprenden una fragancia tóxica, una especie de radiación que anestesia mi pituitaria, poco acostumbrada a tener tan cerca un géiser de Chanel. He recolocado mi equipaje de mano para poder mirar hacia atrás con discreción y dejar que en mi memoria se cincelen las figuras de bulto de dos señoras policromadas de mediana edad. Ambas han educado su voz en la estridencia, única forma, después de su perfume, de que todo cuanta haya a su alrededor, personas y elementos, nos percatemos de que existen.  E la nave va.
La primera es muy feliz con su marido. La hermana no tanto, porque con menor frecuencia hertziana habla de su esposo en pretérito indefinido. Todo el pasaje tomamos nota. Poseen tierras, coches de alta gama, chalets, hijos rubios que juegan al pádel… Sus declaraciones de hacienda definitivamente son muy muy positivas. Describen su viaje juntas a Nueva York del mes pasado porque París resultó en la última ocasión muy aburrido y hacía mal tiempo… Y así fue como durante hora y media nos abrieron su corazón. Y nos dejaron claro que ellas, gracias a la gestión de sus maridos son las auténticas merecedoras del patrimonio universal.
- "Y recuerda, Marisa, que no podemos salir del aeropuerto sin llevar a la yaya un sándwich de Rodilla… que sabes que la encantan”.

Y el doloroso recuerdo de aquel país que alguna vez quise creer ingenuamente fue de todos nosotros, hermanos, salpica hoy de lágrimas mi rostro… A España, una y trina, que después de recibir Los Santos Sacramentos y la bendición de Su Santidad El Papa sucumbió al poder de sus legítimos santos varones, maridos oficiosos de señoras con cardado de gusano de seda. A todos dedico mi más sentido pésame.




domingo, 18 de septiembre de 2011

The bitter tears of Petra Von Kant


Le soy indiferente. Y tanto es así, que no ha dejado de mirar a los cocoteros que rodean la piscina del hotel mientras he bajado la escalera y arrastrado mi trasero por el poyo sumergido del jacuzzi hasta terminar sentado junto a ella. Y no es mi gusto, sólo que donde está postrada las burbujas parecen más enérgicas y espero obtener más beneficios en el coxis. Agua con gas, oxígeno insuflado, placer de los placeres. Y sigo sin entenderlo. Si cada uno de nosotros posee un sinfín de músculos faciales capaces de infundir en quien te observa infinitas emociones, ¿en qué lugar quedaron los impulsos nerviosos de esta señora?, ¿por qué su rostro sólo es capaz de exhibirse como una máscara mortuoria?. Mientras asumo mi cero a la izquierda, la descosida piel que envuelve a un octogenario teutón se sumerge no sin esfuerzo también en la sopera. Y es cuando Petra Von Kant abandona sus amargas lágrimas para revelarse en una incandescente Gunilla Von Bismarck y obsequiar a él y sólo a él una sonrisa tan enorme que casi le desgarra el rostro. Petra es como una moneda, sólo tiene dos caras, impertérritas, inequívocamente alemanas. Y a mí me salió cruz.


domingo, 11 de septiembre de 2011

Coma. Punto y aparte


Llegué a pensar incluso que estaba tocado por la “suerte” de marcharse sin avisar. Estupefactos se han quedado algunos cuando les hablaba de su mirada cadavérica imperceptible a ojos de los demás; otros, estoy seguro, guardarán cortésmente mi excentricidad para los futuros descréditos inherentes a la extinción del afecto, tan común en los casos de  confrontación con el discurso paranoide de una persona desesperada. No me importó, seguí diciendo idioteces y llorando con desdén o sin él, viendo que la única persona que amo seguía inconsciente en la cama de un hospital rescatada por tubos de plástico conectados a sofisticadas máquinas con display azul ultramar. Sólo podía ver un cuerpo humano disolviéndose, injertado a las raíces mecánicas de una planta venenosa e impregnado en notatum.
Después de dos meses vuelve a estar a mi lado. Y la sensación de confort es apabullante al verlo despierto relamiendo su vigilia, relacionando de nuevo ideas y objetos que se revelan imprecisos, desafiantes. Hecho durante cuarenta años, si te deshacen de pronto compruebas que las piezas desgastadas no encajan cómodamente. Buen momento para elegir la transgresión, pero ante tanto esfuerzo decidimos construir de nuevo el puzzle  mirando fijamente las plantillas, las fotografías, radiografías y registros de voz existentes, las decisiones ya tomadas con respecto al mobiliario. Aún así le invito a todas horas a viajar, a arrojar las representaciones por la ventana, a deconstruirnos lentamente, a vivir sin tutorial, a improvisarnos de una vez.